Septiembre no sólo trae los últimos coletazos
del verano y un cambio en las temperaturas, sino también un cambio en las
variedades de frutas disponibles. El membrillo, originario de la zona del
Cáucaso, se recolecta en estas fechas, cuando su olor en el árbol es más
intenso. Es un fruto muy aromático, duro, de piel amarilla pero blanquecino en
su interior, terroso y astringente, lo que lo hace algo desagradable al gusto.
Todas estas características varían al cocinarlo en agua, durante horas hasta su
reducción, a partes iguales con azúcar. El resultado es el dulce de membrillo,
una pasta compacta, de sabor suave y de un color que varía entre el ámbar y el rojo intenso.
Ya
en el siglo IV, Paladio (escritor y agrónomo romano) pidió que se cocieran
tiras de membrillo en miel hasta que su volumen se redujera a la mitad. Con la
introducción del azúcar de caña desde Asia en el siglo VII, se produjo un gran
avance en este tipo de preparados. En el siglo XVI, Nostradamus (astrólogo, alquimista y, por los documentos encontrados, confitero) dejó por
escrito algunas recetas en donde afirmaba que el membrillo debía cocinarse con
la piel, pues potenciaba su aroma. Aunque el dulce no se popularizó hasta el siglo
XIX, cuando el precio del azúcar se hizo más asequible.
En
España, y en otros países como Italia o Portugal, es muy común consumir este
dulce o alguna de sus variedades. Se complementa a la perfección con casi cualquier tipo de queso (crema, fresco, curado, semicurado), como postre; pero también en platos principales,
aportando un toque dulce en ensaladas así como en guarniciones o salsas con
diversas carnes.
Puente
Genil, en Córdoba, es conocido por su dulce de membrillo, aunque también se
produce en otros puntos de la geografía española como Murcia o el Bierzo. Es fácil encontrarlo en
diversas tiendas y superficies, aunque siempre se puede optar por la paciencia
para realizarlo en casa.
La
fruta del membrillo reduce la tensión arterial, la acidez de estómago y está
indicado ante la irritación de intestino, además de ser rico en agua, fibra,
potasio y vitaminas A y C, entre otras. Sin embargo, el alto contenido en
azúcar al transformarlo en dulce de membrillo hace recomendable un consumo
moderado por su aporte calórico.
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